¿A Dónde Está la Evidencia?

Las ventas de cigarrillos electrónicos ha crecido dramáticamente en todo el mundo en los últimos años. Si esto es algo positivo, una oportunidad para fumadores dejar un hábito que es quizás uno de los más peligrosos en existencia, o una amenaza depende si se ve la situación racionalmente o por medio de una neblina de prejuicio que cualquier cosa que parece un cigarrillo o humo es maligno, sin importar el nivel de riesgo que realmente representa.

Se espera que el FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos anuncie la propuesta de las regulaciones para cigarrillos electrónicos al final de éste mes (Octubre 2013). Si los miedos irracionales o intereses económicos conquistan el pensamiento, estas regulaciones pueden restringir el acceso a la información sobre cigarrillos electrónicos (como, por ejemplo, decir que no emiten humo) y, quizás más importante, acceso a un producto que tiene el potencial de salvar millones de vidas alrededor del mundo. Si ésta regulación no es temperada por lo racional, en vez de proteger y promover la salud pública, puede más bien incrementar las enfermedades relacionadas con el humo de tabaco.

Hace ya algunos años, ignorando el daño potencial a la salud pública que podría ocasionar una prohibición, el FDA buscó prohibir la importación de cigarrillos electrónicos bajo el concepto de que era un producto farmacéutico no autorizado. Después de una demanda por parte de dos compañías contra la FDA, esta prohibición fue derrocada por un juez federal y en una corte de apelaciones. El resultado del juicio dejó la opción a la FDA de regular los cigarrillos electrónicos como un producto de tabaco bajo la legislación existente del Family Smoking Prevention and Tobacco Control Act del 2009.

El FDA acogió ésta opción, con aprobación de las cortes, bajo el concepto de que la nicotina en cigarrillos electrónicos es derivada del tabaco (igual que los parches, chicles, e inhaladores de nicotina promovidos por la industria farmacéutica). Sin embargo, la etiqueta de "producto de tabaco" no es totalmente correcta, porque los cigarrillos electrónicos, per se, no contienen tabaco; vaporizan una mezcla de propilenglicol y, opcionalmente, nicotina en vez de quemar materia vegetal. El FDA no tiene problemas con que la gente consuma nicotina, ya que en Abril del 2013 reversó la posición sobre parches, chicles, e inhaladores anunciando que no hay evidencia de dependencia y que presentan un potencial de abuso muy bajo.

Esta diferencia crítica entre cigarrillos electrónicos y cigarros de tabaco es importante para aquellos fumadores que están contemplando hacer el cambio porque significa que pueden evitar las miles de toxinas y compuestos cancerígenos generados a la hora de quemar el tabaco (que también pueden ocurrir en otras situaciones donde se quema material vegetal), y así reducir dramáticamente los peligros a su salud. En este sentido, que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos que los cigarros de tabaco, ya no existen argumentos científicos contundentes en contra - hay ya varios estudios que lo comprueba de distintas formas - aunque hay personas que pretenden que no existen estos estudios.

Por ejemplo, la coordinadora del programa de control de tabaco del distrito de salud del sur de Nevada, Maria Azzarelli, comentó al Las Vegas Sun que "nadie puede decir, en este momento, si los cigarrillos electrónicos son una alternativa más saludable que los cigarros de tabaco." Otro ejemplo, Gwen Siekman, coordinadora de Tobacco Free Gibson County dijo al Princeton Daily Clarion que "ellos (los usuarios) no saben qué contiene el vapor." Sin embargo, esta posición no es sostenible cientificamente. Se sabe exactamente lo que hay en los líquidos de los cigarrillos electrónicos porque se utilizan ingredientes conocidos, como propilenoglicol y glicerina vegetal, que han sido usados en aplicaciones de inhalación y son bien conocidos, así como otros ingredientes como nicotina y saborizantes que han sido aprobados por el FDA y son considerados generalmente como seguros para el consumo humano.

Inclusive el Centro de Control de Enfermedades y Prevención (el CDC, por sus siglas en Inglés), que recientemente citó un incremento de consumo de cigarrillos electrónicos mientras que urgía al FDA pronunciar regulaciones, concedió que "parece que los cigarrillos electrónicos contienen mucho menos toxinas en el (vapor) comparado con los cigarros tradicionales (de tabaco)." El Profesor de Salud Pública de la Universidad de Boston, Michael Siegel, quien apoya a los cigarrillos electrónicos como un método de reducción de daño, comentó que "en realidad, tenemos un nivel de conocimiento mucho mayor de lo que contiene el vapor del cigarrillo electrónico que el humo de tabaco."

Entonces, ¿porqué la resistencia en la aceptación de los cigarrillos electrónicos, si no contienen tabaco y no generan humo, entre personas preocupadas por los riesgos de salud del tabaco y del fumar? Parece que la justificación que presentan es porque "estamos preocupados que algo que estaba pasando de moda - el fumar - está retomando fuerza."

En otras palabras, personas como Azzarelli y Siekman y activistas similares se preocupan de que los cigarillos electrónicos, cuyo razón de existencia es evitar los peligros de salud y el olor fuerte (sin mencionar el daño que puede ocasionar) del humo de tabaco, de alguna forma va a llevar personas a fumar, o, en lo minimo, hacer ver el fumado como algo más atractivo. No hay evidencia para esta posición, y más bien, por estudios recientemente realizados en Italia y Nuevo Zelanda, parece que la dirección es la opuesta: aquellas personas que fuman (cigarros de tabaco) se están pasando a cigarrillos electrónicos y dejando de utilizar productos de tabaco.

Es en este cambio donde está el potencial del cigarrillo electrónico de reducir un sinfín de enfermedades relacionadas al uso de cigarros de tabaco. Seria un error fatal, literalmente, que esta transición sea limitada, o prohibida, por una imposición de regulaciones arbitrarias sin un análisis racional.

De todas las tiranias, una tirania sinceramente ejercida para el bien de su víctimas puede ser la más opresiva. Puede ser mejor vivir bajo el mando de ladrones que bajo entrometidos moralistas omnipotentes. La crueldad de un ladrón puede ceder, su avaricia puede ser saciada en algún punto, pero aquellos que nos tormenten por nuestro propio bien, nos tormentarian sin fin, ya que lo hacen con la aprobación de su conciencia - C.S. Lewis